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Los ladridos de perros son una conducta natural de la especie y forman parte de su repertorio de señales comunicativas.

No obstante, los ladridos excesivos pueden representar un problema de conducta, ya sea porque son molestos para el propietario (o el vecindario) o porque son un síntoma de un problema de bienestar del perro.

“Mi perro ladra mucho”, “¿Cuándo un perro ladra qué significa?”. Es probable que hayas pensado esto alguna vez cuando el perro ladra. En el siguiente post podrás aprender a diferenciar los ladridos de perros.

¿Por qué ladra mi perro?

Los ladridos de los perros pueden tener proyecciones muy distintas. Por eso, para saber porque ladra un perro hay que analizar el contexto en que se dan los ladridos de perros, cuál es el estímulo que lo desencadena, cómo es el tipo de ladrido, la posición del perro mientras ladra y toda aquella información adicional que podamos recoger sobre el animal. Por ejemplo, un perro que ladra a otros perros por la calle puede querer alejar al otro perro, puede desear llegar a saludarlo, o puede estar pidiéndole juego. La emoción que opera cuando el perro ladra es muy distinta en cada uno de los tres casos, en el primero es el miedo, en el segundo la frustración y en el tercero la excitación.

Identificar correctamente la causa de los ladridos de perros es imprescindible para llevar a cabo un tratamiento efectivo.

A continuación, te presentamos los principales motivos por los que ladran los perros y cómo identificarlos:

Ladridos de perros asociados a ansiedad por separación (APS).

Los ladridos se producen en todas o casi todas las salidas de casa y empiezan al poco tiempo de que el perro se quede solo. Suelen ser ladridos agudos y pueden estar combinados con aullidos o gemidos.

Pueden ser intermitentes, por la fatiga, pero esto no significa que el perro se haya tranquilizado. Un perro que ladra cuando se queda solo en casa no siempre tiene ansiedad por separación, otras causas pueden ser la frustración, el aburrimiento o incluso ruidos externos.

Por este motivo, grabar al perro en vídeo cuando se queda solo en casa es una prueba imprescindible para diagnosticar si se trata realmente de un problema de APS.

Ladridos de perros por miedo.

El miedo es una causa común de los  ladridos de perros cuando observamos perros ladrando. Un perro puede ladrar a personas desconocidas porqué se siente inseguro ante su presencia y desea provocar que éstas se alejen.

Un ladrido grave, acompañado de una postura corporal flexionada, con las orejas hacia atrás y con la cola escondida son indicadores muy claros de que la emoción que hay detrás del ladrido es el miedo.

No obstante, en muchas ocasiones podemos encontrar perros con una postura ofensiva (extremidades rígidas, orejas hacia adelante, cola erecta) que también ladran por miedo. Estos perros han aprendido que esta reacción les ayuda a alejar el estímulo que les preocupa de manera que han ido modificando su postura hacia una más amenazante para “prevenir” que se le acerquen.

Ladrido de alarma del perro

Ladrido de alarma.

Es el ladrido que se produce ante la llegada de un “posible intruso” al territorio del perro, ya sea una persona u otro animal. Estos ladridos pueden iniciarse ante los sonidos del timbre, el ascensor, las escaleras, etc.

“Mi perro ladra cuando tocan el timbre”. Probablemente sea uno de los pensamientos más recurrentes sobre los ladridos de perros.

El ladrido de alarma tiene la función de avisar al resto del grupo de la llegada del intruso.

Suelen ser ladridos de perros difíciles de interrumpir y cesan cuando el intruso se aleja del territorio o cuando el perro tiene acceso a él.

Ladrido instrumental o de demanda de atención.

Este tipo de ladridos de perros no suele implicar una emoción intensa asociada. El perro puede ladrar para que le tires la pelota, para que le des comida, para que le abras la puerta o simplemente para que le prestes atención.

Este ladrido es consecuencia de un adiestramiento involuntario por parte del propietario. En ocasiones previas se ha reforzado esa conducta dándole al perro lo que pedía con lo que el perro aprende que ladrar es lo que debe hacer para conseguir lo que quiere.

Este tipo de ladrido es monótono y repetitivo y va dirigido directamente al propietario o delante del objeto (pelota, puerta, cuenco de comida…) al que el perro quiere que el propietario acuda.

Ladridos compulsivos.

Estos son ladridos de perros repetitivos y monótonos que pueden darse tanto en presencia como en ausencia del propietario. Se trata de una conducta estereotipada que se origina en una situación específica de estrés.

Si esta situación se prolonga en el tiempo o se repite, la conducta se puede generalizar a otras situaciones en que el animal también se encuentre estresado, ansioso o con grado elevado de excitación.

El ladrido compulsivo, así como cualquier otra conducta compulsiva son indicadores de una grave alteración del bienestar del animal.

Ladridos de perros asociados al síndrome de disfunción cognitiva

Ladridos de perros asociados al síndrome de disfunción cognitiva (SDC).

El SDC es una enfermedad que padecen algunos perros en edad avanzada que podría considerarse el equivalente canino Del Alzheimer.  Es de difícil diagnóstico, pero hay algunos signos que pueden hacernos sospechar de ella: la desorientación, los trastornos del sueño, cambios del tipo de interacción con la familia…

Los ladridos de perros pueden formar parte de estos síntomas, suelen ser ladridos que no van dirigidos a ningún blanco concreto y el perro se observa desorientado. Otros problemas de salud típicos de la vejez también pueden aumentar el ladrido del perro.

Por ejemplo, la pérdida de visión o audición pueden provocar que nuestro perro esté más reactivo ante ciertos estímulos ya que se siente más inseguro por la falta de control que tiene del entorno.

¿Cómo corregir los ladridos de perros?

Ahora que ya tienes nociones para identificar cual es el motivo por el que tu perro ladra, te damos algunos consejos para modificar la conducta en cada uno de los casos:

Ansiedad por separación.

Los casos de ansiedad por separación SIEMPRE deben ser tratados con ayuda profesional. Los perros que padecen APS lo pasan realmente mal cuando están solos. Los ladridos asociados desaparecerán cuando el problema de la ansiedad sea solucionado.

A grandes rasgos, el tratamiento de la APS consiste en crear una zona dónde el perro se sienta seguro y enseñarle a quedarse sólo de manera progresiva manteniendo un estado emocional óptimo.

Miedo.

Tal y como hemos comentado anteriormente, el perro ladra para ahuyentar el estímulo al que teme. Por tanto, una de las primeras cosas a poner en práctica es enseñarle al perro una conducta alterativa que le reporte la misma consecuencia.

Por ejemplo, se le enseña al perro, que, si cada vez que ve a otro perro en vez de ladrar mira al propietario el perro también desaparece. Por otro lado, para ayudar a la reducción del miedo también iremos aumentando la intensidad y cercanía del estímulo según tolerancia.

Ladrido de alarma.

La genética juega un papel importante en este tipo de ladrido. El “avisar de los intrusos” ha sido una característica que se ha seleccionado para ciertas razas.

Dependiendo del estímulo que provoque el ladrido de alarma y de lo intensa que sea la respuesta de cada perro se puede proponer un tipo de trabajo u otro.

Por ejemplo, si nuestro perro ladra mucho cada vez que suena el timbre, se puede condicionar un nuevo timbre a una nueva respuesta “cada vez que suene el timbre debes ir a tu sitio y allí obtendrás una recompensa”.

En otras ocasiones el trabajo irá enfocado solamente a interrumpir la conducta. Por ejemplo, llamando al perro desde otra estancia de la casa, pedirle una secuencia alternativa de comportamientos y premiándole por haber cambiado el comportamiento de ladrar por el que le hemos pedido.

Limitar el acceso a la zona dónde el perro ladra (balcón, puerta de entrada, verja…), también dará tranquilidad al animal y facilitará la convivencia.

Ladrido instrumental o de demanda de atención.

La primera norma básica para modificar los ladridos de perros de este tipo es NO reforzarlo nunca más. Regañar al perro también puede ser considerado por algunos perros como un refuerzo ya que al final han conseguido nuestra atención, así que si ya hemos regañado a nuestro perro y no ha funcionado es preferible cambiar de estrategia.

No reforzar al perro significa ignorar al perro cuando genera este tipo de ladrido. Una conducta creada para obtener algo tiene tendencia a extinguirse si el refuerzo desaparece. ¡Atención! Antes de que la conducta se extinga existe un pico de mayor intensidad.

Si por lo que sea reforzamos este momento lo que le habremos enseñado al perro es a aumentar la intensidad del ladrido.

Cabe decir, que ignorar, no es siempre la solución. Hay que tener en cuenta el grado de tolerancia a la frustración del perro que tenemos delante. Un perro al que siempre le hemos dado comida y de repente ignoramos, podría agredirnos por el nivel de frustración que esto le provoca.

Si tenemos un perro que tolera muy mal la frustración es conveniente darle de manera anticipada otra tarea que hacer para crear un nuevo hábito. Por ejemplo, si nuestro perro ladra para pedir comida cuando estamos sentados en la mesa, podemos darle un juguete relleno de comida para que se lo coma tranquilo en su cama nada más ponemos el mantel.

De esta manera generaremos el nuevo hábito de estar tranquilo en su cama siempre que nosotros comemos.

Ladridos compulsivos.

Si sospechamos que los ladridos de nuestro perro son una conducta compulsiva, es conveniente acudir inmediatamente a un especialista, nuestro perro tiene un problema grave de estrés.

Para tratar esta conducta primero debemos detectar la fuente de estrés y si es posible eliminarla.

Muchas veces, los perros que desarrollan ladridos compulsivos viven en un entorno muy empobrecido y tienen una estimulación mental deficiente. Enriquecer la vida del animal a través de estimulación ambiental, social y cognitiva es necesario para mejorar este problema de bienestar.

Ladridos asociados a SDC.

Existen fármacos y suplementos dietéticos que ayudan a retrasar la progresión de la enfermedad. En cuanto a la terapia conductual, mantener unas rutinas estables y tener siempre las cosas del perro en el mismo sitio es importante para un animal que a veces se desorienta.

Reeducar hábitos perdidos o recordarle las señales de obediencia que le habíamos enseñado mantiene su mente en funcionamiento y también ayuda a retrasar la pérdida de memoria. Sobre todo, no debemos castigar nunca a nuestro perro, eso sólo incrementaría su ansiedad y no serviría para nada.

¿Puedo usar un collar antiladridos?

Ésta es una pregunta que nos hacen a menudo los propietarios de perros ladradores. Los collares antiladridos son collares que emiten una descarga eléctrica o espray de citronela cada vez que el perro ladra.

Ya hemos visto que la mayoría de las veces detrás de los ladridos de perros  hay una emoción intensa, una herencia genética o un problema patológico. Imagina que tienes pánico a las serpientes y te encierran en una habitación llena de ellas tapándote la boca para que no puedas chillar.

¿No crees que te sentirías aún peor?

Los ladridos de perros son en parte una reacción para disminuir el estrés que el perro está sufriendo, no es voluntario. Si a un perro con ansiedad le ponemos un collar antiladridos empeoraremos aún más su estado.

Por lo tanto, desde IzeKan desaconsejamos el uso de este tipo de herramientas.

Si tienes un perro ladrador y te gustaría hacer más llevadera la convivencia infórmate de nuestras clases de modificación de conducta, plantearemos un tratamiento individualizado y ajustado a vuestras necesidades.

Si te parece que tu perro/a ladra excesivamente puedes contactar con nosotros y te asesoraremos.


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